La vida da muchas vueltas.
Un día me dijeron que no sería nadie, y también que no era nada. Tras el umbral de mis penas no me preocupé, solo tomé el tren equivocado, un tiempo.
La ingenuidad de mis años juveniles me jugó en contra, siendo duros conmigo, pero me formé, estudié, sigo siendo nadie, pero con títulos, me forjé un destino, sin un Dios. De repente sentí que debía dejar de ser buena, para ser santa. La soberbia convertirla en humildad, y la pereza convertirla en diligencia. Había descubierto a Dios en medio de mi camino, en mi vida, a veces vacía y sin sentido.
Todas las personas que pasaron por mi vida fueron importantes, desde siempre, y sé que en la alborada de mi existir también conoceré otros seres quizás más tenebrosos, pero así también muchos seres de luz.
La vida es una ruleta rusa, desde ya, agradezco haber aprendido tanto de las desdichas, los tormentos, los desprecios, porque ahora sé cómo “no debo ser” con mis semejantes, porque soy fuerte en medio de mis debilidades, y mi tierno corazón pasó a ser mi tesoro, que se lo entregué a Dios como ofrenda.
Autora: Liliana Bogarín Cáceres.
Fecha: Octubre de 2020.
Lugar: Asunción, Paraguay.
